Perfiles criminales (II): Ed Kemper, "el asesino de colegialas"


Los que hayáis seguido la serie Mindhunter sabréis quién es este asesino en serie. Ed Kemper, nacido en 1948, corresponde con el perfil común del asesino en serie de mujeres: infancia con experiencias traumáticas (provocadas por su madre, que era alcohólica y lo humillaba constantemente), alto coeficiente intelectual, odio hacia las mujeres, problemas para mantener relaciones... 

Cuando era niño, vivía con su madre en Burbank, California.  Desde temprana edad ya mostraba su sádico temperamento arrancando las cabezas de las muñecas de sus hermanas, matando animales (se cargó al gato de la familia) y jugando con sus cadáveres.
Su primer crimen fue, nada más y nada menos, que sus propios abuelos. Disparó a su abuela para experimentar, por primera vez, cómo se sentía al matar a alguien. Posteriormente, tuvo que matar a su abuelo para evitar problemas. Tras el doble asesinato, fue ingresado en un centro y se le diagnosticó esquizofrenia paranoide. A los 21 años fue dado de alta (engañando a los psiquiatras) y regresó con su madre.

Fue entonces cuando comenzó a matar a chicas estudiantes que hacían autostop. No solo las mataba, sino que, también, practicaba necrofilia con los cuerpos y, posteriormente, los desmembraba. La cifra ascendió a 6 víctimas. Curiosamente, solía cometer un asesinato cada vez que discutía con su madre. Por supuesto, esas discusiones con su madre no quedaron ahí, puesto que, un día mientras su madre dormía, le cortó el cuello a su madre y, al desmembrarla, tuvo relaciones con su cabeza. Pasó cuatro días durmiendo junto al cadáver y se comió parte de sus órganos. No contento con esto, Kemper quedó para cenar con una amiga de su madre y la estranguló. Fue el mismo quien confesó y se entregó a las autoridades.

Fue condenado e ingresó en la prisión estatal de Vacaville, California, donde todavía permanece. Ed siempre estuvo orgulloso de sus crímenes y se mostró abierto a charlar con los federales de cualquier cosa que necesitasen saber. Lo curioso es que, en la prisión, se le considera un recluso ejemplar de una amabilidad y educación excelente. Podría tratarse de una estrategia para ganarse la simpatía del personal y de las autoridades, pero eso queda totalmente descartado porque es él mismo quien rechaza las audiencias para la libertad condicional.

La motivación para el asesinato sádico de Ed Kemper se produjo por el desarrollo de un odio irracional hacia las mujeres ya desde su infancia. 



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